Por si no fuese poco la amenaza de desahucio, las víctimas se encuentran ahora con la incomprensión de algunos funcionarios de la administración de justicia y también surgen los roces con los directores de los bancos a los que antes les unía una buena relación. Ahora ya no son bien recibidos en la entidad bancaria cuando acuden a diligenciar algún documento y el trato de algún funcionario de justicia es tan vejatorio que acaba en demanda. Este es el caso de Ana Pena Malvido, una de las primeras mujeres que hizo pública su situación y que contó cómo su banco de toda la vida, ahora que la crisis del naval había obligado a cerrar la empresa de su marido, acechaba sin ningún tipo de rubor su casa, sobre la que pesa un proceso de embargo que no falta mucho para ejecutar.
Pero Ana Pena acude ahora a denunciar los tratos vejatorios, los menosprecios que recibe de la gente por encontrarse en esta nueva situación. Tanto es así que se vio obligada a presentar dos denuncias, una contra un funcionario del juzgado de Cangas y otra contra el director de la sucursal bancaria que le dio el crédito. Comenta Ana Pena en su reclamación ante el Consejo General del Poder Judicial y otra ante el Instituto Galego de Consumo, que acabó en los tribunales. En la primera, Ana Pena denuncia como el miércoles día 27 de octubre de 2011 acudió al juzgando número 1 de Cangas para entregar un documento. Preguntó a una trabajadora a dónde tenía que dirigirse, y un funcionario situado en la segunda mesa a la derecha, con un tono de voz intimidatorio y amenazador, "me preguntó ¿para qué?, ¿para qué me traes estos?, ¿para qué me traes nada, si no te lo voy a recoger? Y que sepas que no te voy a suspender nada y no te voy a parar el proceso". Como consecuencia de este trato, Ana Pena tuvo que ser atendida de una crisis de ansiedad y de nervios.
Su reclamación tuvo éxito, porque fue desplazado del juzgado de Cangas. El día 31 de junio de 2012, denuncia la falta de respeto de la persona que la atendió en el el departamento jurídico de la entidad que le concedió el crédito y que ahora la amenaza con el desahucio. Señala en su denuncia que el director le falta al respeto con palabras intimidatorias y dañando su imagen personal e insultándola. Es el 3 de agosto de 2012 cuando tras acudir a la sucursal de la entidad bancaria acaba presentando una denuncia en el cuartel de la Guardia Civil. Asegura que le insultó y que le gritó: "Devuelve el dinero que te has llevado, sinvergüenza". El director también la denuncia a ella y afirma que la amenazó con que "algo malo me iba a pasar". El marido de Ana Pena tenía una empresa del sector naval, en Vigo, que en su momento más álgido tuvo 70 empleados. Todo iba bien hasta que comenzó la crisis. La carga de trabajo era menor y la empresa se vio obligada a cerrar en 2009, acuciada por los bancos y las deudas. El Banco Santander le reclama 200.000 euros, el Banco Gallego, 12.000 y NCG, 30.000.
Fte: www.farodevigo.es
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