Solo en 15 municipios se llega a la ratio de dos cotizantes por jubilado que garantiza las prestaciones
Redacción / La Voz
Pero por mucho que mejore la economía, el avance sirve apenas para maquillar los efectos que el invierno demográfico provoca en la comunidad, donde solo 119 de los 313 ayuntamientos tienen más trabajadores afiliados a la Seguridad Social que pensionistas y parados. O, dicho de otra manera, en seis de cada diez localidades hay menos cotizantes que personas cuyos ingresos dependen de las aportaciones de los primeros al erario.
A los datos, como siempre, se les puede buscar la lectura positiva. Y es que la situación ha mejorado en los últimos años. Basta comparar la situación con la del 2015, cuando se empezaba a salir de la crisis y la relación entre ocupados y jubilados y desempleados solo era positiva en 70 municipios, medio centenar menos que ahora.
Pero, en lo sustancial, el mapa no ha cambiado mucho, como se puede apreciar en el gráfico que acompaña esta información y que muestra que la práctica totalidad de la provincia de Ourense (donde solo 7 de los 92 concellos presentan ratios positivas), una buena parte de la de Lugo y el interior de las de Pontevedra y A Coruña presentan altas tasas de dependencia económica. Tan elevadas que hasta el Servicio Público de Empleo, en sus informes sobre el mercado de trabajo en Lugo y Ourense, apunta a que ambos territorios tienen «un problema muy serio con la pérdida y el grado de envejecimiento de su población».
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Un círculo vicioso
Pero, volviendo a Galicia, ¿qué provoca la desertización económica del interior de la comunidad?
Además del envejecimiento de la población, el informe del SEPE añade
otros factores, como «la emigración de la mano de obra cualificada y la
dificultad para atraer talento; así como el abandono de la actividad
primaria y la falta de presencia y debilidad del sector industrial».
Además, las empresas tienen un tamaño muy reducido y hay muy pocas con
la dimensión suficiente para «generar dinámicas positivas de
crecimiento».Estas se concentran, como muestra el gráfico, en las ciudades y en sus áreas metropolitanas. De hecho, las menores tasas de dependencia económica (es decir, donde hay más trabajadores para sostener a los pensionistas y desempleados) se registran en los municipios del cinturón de Santiago (Ames, Oroso y Teo) y A Coruña (Cambre, Culleredo, Arteixo y Oleiros). Ente los diez primeros figuran también Barbadás, Salceda de Caselas y Ribadumia.
De las siete ciudades, solo Ferrol presenta una ratio negativa. Y es que frente a los más de 15.400 pensionistas que viven en la ciudad y los 4.728 parados, la urbe naval cuenta actualmente con solo 18.594 trabajadores en alta. Muy diferente a la proporción que presenta la vecina Narón, donde hay apenas 9.940 jubilados y desempleados frente a más de 13.900 ocupados.
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