miércoles, 27 de agosto de 2014

El mundo al revés

Hoy señala la prensa que se acerca en Galicia el número de afiliados a la seguridad social y el de personas que reciben prestaciones sociales. 

Por cada cien afiliados a la Seguridad Social hay 94 pensionistas y parados. No olvidemos que también son los pensionistas los que hoy mantienen a muchas familias sin empleo.

Esta situación lejos de mejorar va a peor y las medidas que se toman no favorecen una salida eficaz sino que siguen profundizando en la explotación y la miseria para los trabajadores y sus familias.
"El paro mata", es lo que venimos denunciando desde el nacimiento del SAIn y así lo estamos constatando a medida que pasa el tiempo.
"El paro puede y debe desaparecer" también lo creemos y para ello trabajamos, por eso proponemos:

DESAPARICIÓN del PARO y la EXPLOTACIÓN LABORAL

Paro y explotación laboral

Exigimos pleno empleo permanente para todos los trabajadores y un salario justo. El trabajo debe estar por encima del capital


EL PARO Y LA EXPLOTACIÓN SE IMPONEN A LA MAYORÍA DE TRABAJADORES DEL MUNDO
Más del 60% de los trabajadores del mundo trabajan sin contrato laboral ni prestaciones sociales, una cifra que se prevé aumente hasta los dos tercios de la población activa mundial en los próximos años. Más de la mitad de los trabajadores del mundo perciben salarios de hambre.
Hay en el mundo más de 400 millones de niños esclavos.
En nuestro país el maquillaje oficial de las cifras trata de disimular la magnitud de este problema llegando a modificar la definición de “parado” para tal fin, podemos afirmar que hay 5 millones de parados y otros 5 millones que  están bajo el yugo del paro (temporales, a tiempo parcial).
El índice de paro juvenil español es superior al 40%  y en algunas comunidades ronda el 50%.
Más de 1,3 millones de familias en España tienen a todos sus miembros en paro. Cada año mueren, son asesinados en España, 16.000 trabajadores por enfermedades originadas por las condiciones del  trabajo y accidentes laborales. En nuestro país, el paro y la explotación ha afectado de manera especialmente intensa a los trabajadores inmigrantes que han sido usados como mano de obra barata y se han convertido en una enorme bolsa de población vulnerable sin prácticamente derechos, ni laborales ni políticos.
España tiene la tasa más alta de temporalidad en el empleo de la Unión Europea. El escaso número de contratos indefinidos que se firman en nuestro país lo son subvencionados para los empresarios y con derechos recortados para los trabajadores.
Casi el 10% de los asalariados de España recibe una remuneración inferior al Salario Mínimo. Y el trabajo sufre una imposición fiscal superior a la del capital.
El 48% de los asalariados en España no están cubiertos por ningún tipo de convenio colectivo.
Frente a este desolador panorama se imponen nuevas reformas laborales que, como las anteriores, no han hecho sino degradar las condiciones laborales y no han servido para que aumente el trabajo digno. A ello se deben sumar las nuevas formas de explotación en la prestación laboral que suponen un retroceso de dos siglos en la historia del trabajo.
El 80% del empleo está en las PYMES mientras las transnacionales  se llevan las prebendas y las subvenciones.
EL PARO ES UNA IMPOSICIÓN DEL CAPITAL SOBRE EL TRABAJO
El paro no es casualidad, está planificado y es el resultado de un cálculo político y económico. Es un negocio y un instrumento para disciplinar la sociedad y al mundo del trabajo mediante el miedo y la división que provoca entre los trabajadores.
El PP, el PSOE, IU y los partidos nacionalistas han acatado las políticas del poder. Especialmente han sido los gobiernos de Felipe González y Rodríguez Zapatero los que, traicionando sus raíces, han seguido una política servidora de los intereses de los poderosos, legislando a favor de las constructoras, la banca y las multinacionales.
Las políticas de subsidios no hacen sino mitigar las consecuencias más peligrosas de esta situación. La privación de trabajo atenta a la dignidad y promoción de la persona y de la sociedad. Por ello, nunca podremos aceptar como políticas socialistas las que buscan perpetuar las situaciones de injusticia.
Los grandes sindicatos se han burocratizado. Su dependencia de las subvenciones estatales y el abandono de la formación de militantes les ha hecho traicionar los explotados y les ha convertido en cómplices de esta situación.
LA AUTOGESTIÓN, LA JUSTICIA Y LA SOLIDARIDAD DE LOS TRABAJADORES DEL MUNDO
1.- No aceptamos otro horizonte que el del pleno empleo y no aceptamos la política de subsidios. Hoy las posibilidades técnicas lo hacen posible. Ello exigirá tanto la socialización de los beneficios que producen los avances técnicos que deben corresponder al trabajo y no al capital, así como el reparto del trabajo. Transformar las formas de producción y de ganancia enemigas del hombre (armamento, especulación,…) en otras formas productivas para el bien común.
2.- Es imprescindible impulsar la asociación militante y solidaria de los trabajadores que hoy debe ser, más que nunca, internacionalista para ser respuesta a la nueva división internacional del trabajo. Eliminar las subvenciones a los sindicatos y que éstos se autofinancien.
3.- Salario justo. Establecimiento de un Salario Mínimo que, al contrario que el que aprueba nuestro gobierno, permita a una familia vivir de forma digna e independiente.
4.- Se debe establecer una legislación laboral internacional vinculante y una inspección laboral que garantice unas condiciones de trabajo dignas mediante la eliminación de las jornadas esclavizantes que recuerdan al siglo XIX, la economía sumergida, la explotación a través de las cadenas de subcontratación (incluyendo la subcontratación encubierta a autónomos), los contratos basura, la legislación opresora de los inmigrantes, el trabajo a destajo el pluriempleo y las horas extras… en definitiva, la esclavitud.

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