Su negativa a reventar hace año y medio el portal de un edificio de A Coruña para facilitar que se ejecutase el desalojo forzoso de la octogenaria Aurelia Rey, culpable de haberse retrasado en el pago del alquiler del modesto piso en el que vivió más de tres décadas, le convirtió en todo un símbolo nacional de la marea ciudadana contra la injusticia de los desahucios. Mañana, jueves, aquel bombero insumiso, denunciado por la Subdelegación del Gobierno en nombre de la policía nacional, se sentará en el banquillo de los acusados y se enfrenta a un multa de 600 euros por supuesta alteración del orden público.
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