Seis
meses después, los partidos con representación parlamentaria hicieron
que volviéramos a las urnas, suponiendo un importante gasto económico,
que será de nuevo sufragado por todos los ciudadanos.
En el Partido SAIn hemos vivido con alegría haber conseguido que la voz de los empobrecidos se haya oído en nueve circunscripciones. Y con pena, no haber conseguido los avales en muchas otras. No nos hemos quedado en casa pese a las trabas y dificultades burocráticas a las que nos enfrentamos los pequeños partidos. No nos hemos quedado en la queja de salón (o redes sociales) pese al desánimo con el que se percibían estas nuevas elecciones en buena parte de la sociedad. No nos hemos quedado en el “qué mal esta todo”, sino que hemos vuelto a dar un paso adelante y a ofrecer una opción de trabajo solidario en la política.
Esta opción ha recibido 3145 votos al Congreso (con el 97% escrutado), 1.300 menos que en diciembre. Hemos vivido unas circunstancias políticas inéditas en la historia de España, con la celebración de unas nuevas elecciones generales en seis meses, con una campaña electoral muy condicionada por el miedo, por las falsas ilusiones y por los intereses partidistas. Agradecemos cada voto recibido. Sabemos que cada voto es un compromiso por hacer de la acción política un auténtico servicio a los últimos. Reconocemos en cada votante del SAIn a una persona que no se deja arrastrar por la corriente. Y nos atrevemos a pedirle un paso más de colaboración para seguir trabajando en política por los últimos.
A nivel general, los resultados, a efectos prácticos, nos dejan en el mismo punto al que llegamos en diciembre: la formación de gobierno va a necesitar de diálogo, acuerdos y pactos. Se pondrá de nuevo a prueba la capacidad de diálogo de todos. Nos hacemos la pregunta de si estarán preparados para pensar en lo que la sociedad necesita y no lo que beneficia a sus propios cálculos políticos.
En el Partido SAIn hemos vivido con alegría haber conseguido que la voz de los empobrecidos se haya oído en nueve circunscripciones. Y con pena, no haber conseguido los avales en muchas otras. No nos hemos quedado en casa pese a las trabas y dificultades burocráticas a las que nos enfrentamos los pequeños partidos. No nos hemos quedado en la queja de salón (o redes sociales) pese al desánimo con el que se percibían estas nuevas elecciones en buena parte de la sociedad. No nos hemos quedado en el “qué mal esta todo”, sino que hemos vuelto a dar un paso adelante y a ofrecer una opción de trabajo solidario en la política.
Esta opción ha recibido 3145 votos al Congreso (con el 97% escrutado), 1.300 menos que en diciembre. Hemos vivido unas circunstancias políticas inéditas en la historia de España, con la celebración de unas nuevas elecciones generales en seis meses, con una campaña electoral muy condicionada por el miedo, por las falsas ilusiones y por los intereses partidistas. Agradecemos cada voto recibido. Sabemos que cada voto es un compromiso por hacer de la acción política un auténtico servicio a los últimos. Reconocemos en cada votante del SAIn a una persona que no se deja arrastrar por la corriente. Y nos atrevemos a pedirle un paso más de colaboración para seguir trabajando en política por los últimos.
A nivel general, los resultados, a efectos prácticos, nos dejan en el mismo punto al que llegamos en diciembre: la formación de gobierno va a necesitar de diálogo, acuerdos y pactos. Se pondrá de nuevo a prueba la capacidad de diálogo de todos. Nos hacemos la pregunta de si estarán preparados para pensar en lo que la sociedad necesita y no lo que beneficia a sus propios cálculos políticos.
